jazzjulio2013Seguimos analizando algunos de los músicos que van a actuar este año en la vigésimo segunda edición del Festival Internacional Canarias Jazz & Más. En esta ocasión queremos sumergirnos en la trayectoria del pianista Ricardo Curto que será quien comience la velada en la Plaza de Santa Ana, a las 19.30 horas, el próximo día 18 de julio en la capital de Gran Canaria. El proyecto de Curto estará acompañado por Nicolas Meier Group y Aruan Ortiz & Michael Janisch Quintet Ft. Greg Osby. Además, Curto aprovechará la velada para presentar su último disco, recién salido del horno y que ya se puede comprar en plataformas como Spotify o Itunes, que lleva por título ‘Inevitable’. En este disco comparte protagonismo con el cantante grancanario Jose Alba.

Conoceremos en esta entrevista más detalles de este pianista, le preguntaremos cómo se formó, sobre sus experiencias en la laureada Berklee School of Music, su contacto inicial con el Festival Internacional de Jazz, lo decisivo de éste enganche para decantarse por el jazz y aspectos del repertorio que ha elegido para este ‘Inevitable’ ¿Se ha acercado a territorios excesivamente románticos? ¿Hay canciones de pop rock que pueden convertirse en estándares de jazz? Interesante charla con una de las realidades consolidadas del piano canario y que sigue luchando por seguir formándose en lo que más le gusta. No se pierdan este contacto con el proyecto de Ricardo Curto, merece la pena pasear por ciudades como Las Palmas de Gran Canaria, La Laguna o Santa Cruz de Tenerife y en esta semana tropezarse con el jazz es verdaderamente ‘Inevitable’. Para más detalles, www.canariasjazz.com

– Ricardo Curto, para empezar esta entrevista nos gustaría que se presentase ¿Cómo empezó en la música? ¿Tuvo siempre bien claro que el piano y las teclas eran su instrumento en la música?

– Ricardo Curto: Empecé a tocar con 5 años. Mis padres querían deshacerse de mí por las tardes y para que no diese tanto el ‘coñazo’ me pusieron en clase de piano (risas). Me gustó mucho y seguí estudiando el instrumento siempre. Estudié en una academia que se llamaba ‘Las Palmas’. Tocábamos como una orquesta de pianos, veinte a la vez. Elementos clásicos, y música así.

– ¿Cómo fue la llegada al jazz?

– R.C.: Después de estudiar en esa academia y en varios sitios más llegué a una profesora muy mayor de clásico que se llamaba Lola Guerra. Un día fui con mi padre al Festival de Jazz y le dije sin miramientos que esa era la música que quería estudiar. Le comenté lo mismo a la profesora y me habló de un argentino afincado en Las Palmas llamado Luis Vecchio. Fue quién me introdujo al jazz. Me escapaba del instituto (risas). Me inventaba que tenía un problema de espalda y que tenía rehabilitación, entonces me iba a estudiar jazz (más risas). Así fue como empecé.

– Nada más y menos que Vecchio, uno de los padres del jazz en las Islas Canarias…

– R.C.: Luis, me dio clase dos años. Cuando llegué a su casa me regaló un libro de armonía y aquello fue como una revelación con un material con el que yo no había tenido contacto nunca. Todas sus historias, todo lo que me transmitía me hacía pensar que era un hombre muy complejo, con sus lados oscuros y claros. Pero un lado oscuro muy, muy grande, quizás más grande que el claro. Todo lo que me transmitía era muy interesante y yo me quedaba con lo bueno. Estuve con él hasta que murió, recuerdo que me enteré por el periódico. Fue trágico. Después seguí con un guitarrista, Ricardo Montelongo y luego estudié solo. Canarias Cultura en Red me dio una ayuda para grabar un disco lo cual fue importantísimo, presentando una maqueta, con ese álbum conseguí la beca para estudiar en Berklee.

– Le preguntaremos sobre esa gran institución pero ¿Cuáles son las sensaciones antes de actuar en el Festival Internacional Canarias Jazz y Más? Por lo que nos ha dicho supuso bastante para usted ¿Es la primera vez que actúa en el mismo?

– R.C.: No es la primera vez que toco en el Festival, estuve tocando con mi trío en el 2010. Actuamos en la Plaza Stagno que es la del Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria ya que la Plaza Santa Ana estaba en obras. Ahí tenía yo un grupo totalmente canario con Javier Presa al contrabajo y Eduardo Fernandez-Villamil a la batería. Ese fue el trío del disco. Me abrió esa puerta. Me vi tocando en Praga, en un Festival llamado Prague Proms y la verdad es que fue la primera vez que tocaba en un festival de estas características y en este verano he repetido el mismo trayecto con el nuevo disco. Esta vez ya he estado más formado y me he traído un batería desde Boston, francés, llamado Raphael Pannier. Es espectacular. Y estoy con Luismo Valladares también de Tenerife.

– El nuevo disco que está calentito, calentito, está de estreno ¿Por qué ‘Inevitable’? ¿Quién es Jose Alba que comparte el proyecto contigo?

– R.C.: Jose Alba fue compañero mío en el Instituto de los Salesianos. Lo conozco desde esa época. Tenía un año más que yo, era un chico muy guapo, un galán que se llevaba a todas las chicas (risas)… cantaba en todas las galas, versiones de Nino Bravo y The Beatles. Yo con mi piano no tenía tanto éxito (más risas). Yo era el tío raro del piano. Siempre hemos estado en contacto. Estudió en Madrid y en Philadelphia en temas de hoteles y turismo. En las navidades pasadas hicimos un concierto con la familia etcétera… en el Círculo Mercantil. Veo a mi compañero José Alba en primera fila y sin que supiese nada dije que iba a subir a cantar José Alba (risas). ‘Vamos a ver cómo está ahora’, dije. Me quedé petrificado porque cantaba de una manera impresionante. Le pregunté sobre dónde había estado él tocando y cantando y me respondió que en su casa. Yo llevaba tres años en Berklee y había colaborado ya con muchos cantantes pero ninguno como él. Me pareció que era posible que por ser de Canarias aquí podían haberlo hecho de menos, esta es alguna de las manías que se tiene en ocasiones. Es algo que solemos hacer, un estigma canario, al ser canario le hacen menos casos. Le dije que viniese a Boston y se quedó en mi casa. Preparé toda la música y la producción. Los músicos se quedaron alucinando igual que yo. Tanto para él como para mí ha sido inevitable. Ha sido algo que tenía que pasar desde que éramos pequeños. Ocurrió 12 ó 13 años después de que yo y él hiciéramos las cosas juntos y vacilando con las niñas, esto es muy serio y muy bonito.

– ¿Quién es Max Ridley? ¿Y quién más integra el proyecto?

– R.C.: Desde que Jose me dijo que venía seguro a Boston yo no tenía ninguna duda de quiénes iban a participar en el proyecto. Es el que ha sido mi trío oficial allí en Boston. Hemos hecho muchos shows ahí, y son músicos espectaculares y han tenido beca total o casi total en Berklee. Me refiero a Max Ridley al contrabajo y Max Holmberg a la batería. Fueron a ellos quienes les conté el proyecto y desde el primer momento se volcaron en ello. Fueron la base rítmica. Tenía en la cabeza la posibilidad de que también hubiese una trompeta, un saxo tenor en algunos temas y alguna soprano femenina para algunos temas originales del disco. Llamé a esta cantante inglesa llamada Chloe Pandora Tingey. Con ella y los chicos hemos grabado todo.

– ¿Qué diferencia hay entre este disco y el anterior ‘Cada día como el último’? ¿Más estándares pero en algunas ocasiones con adaptaciones a la voz? ¿Cuáles son las diferencias?

– R.C.: Cuando uno graba un estándar tiene que hacer un ‘statement’ como dicen los estadounidenses, tiene que decir algo. Los estándares lo han grabado mucha gente y no deberíamos empeñarnos en grabar sólo estándares americanos ya que hay mucha música en el mundo. Mi concepto es que no bastaba con un disco bonito, o bueno, yo quería una bofetada en la cara. Literalmente. Cuando yo grabo un estándar lo grabo para decir algo. La música que he imaginado para esta ocasión creo que no se ha hecho nunca. La forma en que hemos presentado estas canciones tanto armónica como rítmicamente no se ha hecho nunca. Creo que lo puedo afirmar. El concepto que hay debajo, la re armonización, las líneas, etcétera es nuevo. He tenido formación en Berklee y me considero muy afortunado y ahí lo demuestro. Profesores de armonía, de improvisación increíbles, he cogido todos los conceptos, los he masticado y metido en mi estómago y he llevado acabo esta historia. Por ejemplo, es lo que sucede en ‘What a difference a day made’ es probablemente pocos temas vocales que estén realizados de esa manera, que tenga un pedal debajo en todo el tema y la armonía va cambiando de forma modal pero pasando por muchos colores y de tensiones en el que la voz fluye por encima sin alterar ni una sola nota. Son muchos conceptos en cada tema. En cada uno he expuesto un concepto armónico y después he buscado un compañero rítmico. Creo que es novedoso y me siento orgulloso de ello en el disco.

– Nos ha llamado la atención que dentro del repertorio hay canciones como ‘My foolish heart’, de corte romántico ¿Fue esto intencionado para abrir brecha en el público más amante de la música de ese cariz?

– R.C.: No fue premeditado, elegí el repertorio básicamente yo y Jose me dio muchas ideas. Yo me empeñé en algunas canciones (risas) como ‘I’ve grown accustomed to her face’ o ‘You must believe in spring’. Son temas que creo que estaban hechos para Jose. Le gusta mucho Tony Bennett, Kurt Elling o Frank Sinatra como a todos. Nuestra referencia número 1 es Tony Bennett y su onda. Nos fijamos mucho en ese tipo de música pero siempre con el concepto ese de ser una bofetada en la cara. Queríamos que la gente se pregunte ¿Esto qué es? Es un disco fácil de escuchar ya que tiene voz pero armónicamente es muy duro. Quizás es el disco de jazz vocal que he escuchado, es muy difícil cantar con esa armonía debajo y Jose quizás es la única persona que he conocido que lo puede hacer.

– ¿Considera que ha rescatado a José Alba?

– R.C.: Él tenía su sueño y siempre me lo dijo. Cada vez que venía a un concierto me decía que quería dedicarse a la música y fue como decirle ‘te voy a decir que te vas a dedicar a esto’. Confió en nuestra producción y lo hemos hecho con el cariño que conoces desde que tienes 17 años. Alguien de la familia, de casa. Es como si fuera mi hermano. Lo hemos hecho obviamente con mucho cariño.

– Ya está en alguna tienda virtual como Itunes o Spotify ¿Y ahora qué? ¿Lo van a presentar en una gira?

– R.C.: El disco lo lanzó la discográfica Bebyne, que es una maravilla, en Cataluña que lleva el que ha sido mi profesor de piano, Iñaki Sandoval. Él es el que ha apostado por nosotros. Dependo de su juicio y de su buena fe. Me tiene planeada una gira por España, por Valencia, por Barcelona a Jamboree, a Madrid. Iremos presentando el disco por ahí. Si la gente le gusta el disco abriremos a más sitios. Yo voy a vivir en Valencia que voy a estudiar un Master de Interpretación en la Escuela Berklee en esa ciudad y entonces voy a estar más cerca. Les presentaré el disco y espero que me apoye. Espero su buen juicio. Ya nos hemos graduado en Boston, con una beca muy buena que hemos recibido voy a seguir formándome.

– ¿Qué aporta Berklee en Boston de especial para decir que es la Institución de enseñanza de jazz más importante del mundo y tan reconocida?

– R.C.: A mí Berklee me ha cambiado la vida. Me ha formado al mayor nivel que yo creo que puedo estar formado. En esos tres años he recibido la mayor cantidad de información por segundo que yo podría recibir. Creo que me he esforzado al mayor nivel de esfuerzo por segundo que he podido, también. Berklee es una institución muy bien montada, con profesores de mucha calidad. Tiene alrededor de 4.000 estudiantes, con 80 nacionalidades diferentes. En las clases reducidas a 15 personas estás con personas de todos los países. Tiene salas de ensayos, tiene conciertos y masterclasses en las que aprendemos, métodos espectacular. Yo he tenido un curso entero de armonía brasileña y otro de armonía occidental. Todo lo que te puedes imaginar. Laboratorios de música. También puedes ir a Berklee y no aprender nada. Todo depende de como te esfuerces. He visto a gente aprovecharlo al 1000 por 100 y gente que lo ha aprovechado nada. Hay gente que es igual músico cuando entran que cuando salen. Yo he tenido la suerte de tener profesoras como Joanne Brackeen que considero la clave de mi educación. Para mí es mi referencia, mi guía, mi mentora y mi referencia. Mi piedra de apoyo y mi dolor de muelas cuando me ha exigido más de lo que podía dar. Entonces era cuando me levantaba a las 5 de la mañana para intentar dar todavía más. Es quien me ha transmitido qué es el jazz, como se frasea, como es la estructura, como se piensa. Ha sido estudiar con ella teniendo Berklee rodeándome. Supongo que hay grandes escuelas en todos los sitios, en Europa, en New York, etcétera. Si quieres tocar jazz que nace en América -aunque en Europa se toca de una forma de alucinante, más de lo que se creen los norteamericanos- , como funciona el groove, vivirlo durante unos años es una experiencia que no te puede dar nadie en ningún sitio. Vale la pena.

– ¿Qué lastima que no venga a Tenerife, no? ¿Qué canciones no van a faltar en la presentación?

– R.C.: Sí, era mi sueño presentarlo en los dos sitios. Hablé con la organización y me dijo que eso no era posible. Me dijeron que hacían todo lo que podía y esto era lo mejor que podíamos ofrecernos. En principio incluso se habló de Fuerteventura y al final sólo tocamos en Gran Canaria y el siguiente paso sin duda es buscar un buen concierto en Tenerife como presentación. Creo que no sólo Gran Canaria debe disfrutar de esto sino que pienso que Tenerife también acogería bien el espectáculo. Vamos a tocar todo el disco o es por lo menos lo que pretendemos. Es mi ilusión no sé si nos va a dar tiempo. Intentaré que estén todas pero no pueden faltar mis temas propios como ‘Al revés’ e ‘Inevitable’. No tendríamos a la cantante Chloe Pandora pero la cantará perfectamente Jose sólo. Tampoco creo que falte ‘Creed’, la canción de Radiohead.

– ‘Creed’ de Radiohead, en circunstancias normales hace 20 años nos hubiera sonado mal una canción pop/rock en una edición de un disco de jazz, sin embargo ahora estamos asimilando muchos temas de ese estilo en esta música ¿Ya estamos más que acostumbrados no?

– R.C.: Efectivamente, y Brad Mehldau tiene mucha culpa de eso. Se lo agradecemos todos un montón (risas). Eso no has permitido no sólo elegir canciones de repertorio de standards de los años 50, 60 y de Broadway o del cine de Hollywood. No son sólo esos estándares sino que probablemente Radiohead está escribiendo las nuevas canciones de referencia. Tiene muy buena armonía y estructura, la misma que tiene Gershwin o otros muy particulares. Ahora tenemos otra onda y otra forma de ver el mundo, pasan otras cosas y hay que hacer otras cosas. Escuchar a Mehldau tocando ‘I’ve grown accustomed to her face’ y ‘Teardrop’ es igual de emocionante. Y quizás en ocasiones más emocionante ‘Teardrop’. En este segundo caso no sólo es bonito sino también una bofetada en la cara. Y lo es para aquellos que dijeron ‘esto no es un estándar’, ‘no puede ser jazz’ o ‘no se puede improvisar’. Es una bofetada pero con cariño para llamar la atención (risas).

– Muchísimas gracias, ¿Quiere mandarle un saludo a los lectores creativacanaria.com y a ‘Canción a quemarropa’? ¿Quizás una última llamada para que la gente venga al concierto del Festival Internacional Canarias Jazz y Más?

– R.C.: Un saludo muy afectuoso de Ricardo Curto y de también de Jose Alba y de todos los que vamos a actuar en el Festival Internacional Canarias Jazz y Más. Les invito a venir porque va a ser un concierto en el que vamos a poner nuestro alma y nuestro esfuerzo para crear una experiencia mágica e inevitablemente irrepetible ¡Les esperamos!