caneteHoy tenemos una charla con una de las voces veteranas de la música de autor, Alberto Cañete. Sólo hay que echar un vistazo a su relato sobre sus inicios en los escenarios para ver que nuestro protagonista en la entrevista de hoy es un veterano de los escenarios. Cañete es un eslabón de la cadena que forjaron muchos autores y que mantuvo la canción de autor canaria en un importante lugar a nivel estatal. Además, le acompañará una banda de lujo con el guitarrista Manolo Rodríguez, el contrabajista Carlos Costa y la percusionista Sissi del Castillo.

Los cuatro -con alguna sorpresa más- estarán en la Sala Multifuncional del Teatro Guimerá de S/C de Tenerife este próximo jueves 10 de octubre a partir de las 21.00 horas dentro del ciclo ‘Palabra de autor’ que se viene celebrando en el citado recinto capitalino. Por si esto no fuera poco tenemos el placer de saber que todo lo recaudado, la entrada cuesta 5 euros, tendrá finalidad solidaria.

De los Pedro Guerra, Andrés Molina, Rogelio Botanz, Marisa Delgado, los ‘Aguaviva’, Luisa Machado, Pepe Paco, Suso Junco y músicos como los cubanos Silvio Rodríguez o Vicente Feliú, del valor inherente a la canción de autor hecha en Canarias y de lo divino y de lo humano hablaremos en esta charla que les presentamos a continuación. Alberto Cañete y su lujoso grupo en el ‘Palabra de Autor’ en la Sala Multifuncional del Teatro Guimerá de S/C de Tenerife, este 10 de octubre a partir de las 21.00 horas. Se trata de una cita con la historia de la música de autor que tiene una fortaleza y una vigencia que llega hasta nuestros días. Con ustedes, Alberto Cañete.

«Es de justicia, en este punto, recordar la figura y la persona de nuestro admirado y querido José Pedro Pérez, recientemente fallecido, y con quien empecé la preparación de este recital. A él estará dedicado este concierto, del que fue partícipe en sus dos presentaciones previas. Siempre estará con nosotros.»

Alberto, ¿Cómo llegó a la conclusión de dedicar parte de su vida a escribir canciones? ¿Desde cuándo le viene ese oficio?

Alberto Cañete: Creo que el hecho de dedicarse a componer canciones no se escoge o se determina unilateralmente; en mi caso, al menos, ha sido algo espontáneo y natural. Como muchos y muchas, la familia tiene algo que ver en esto. Mi padre fue un músico por afición: tocaba piano, acordeón, violín, guitarra…, aunque su vena creativa la definió y desarrolló a través del dibujo y la pintura y también fue actor amateur. Desde los 10 hasta los 13 años formé parte de la Coral de Voces Blancas de la hoy extinta Caja de Ahorros de Tenerife, y gracias a contar con un jovencísimo director, compositor e intérprete de canciones –Alberto Delgado Prieto- el «gusanillo» de la composición y la musicalización de poemas me fue calando. En esos tres años conocí no sólo las canciones de Paco Ibáñez o de Atahualpa Yupanqui, entre otros, sino que llegaron a mí los poemas de Miguel Hernández, Bertold Brecht, Lorca, Machado, Guillén, Goytisolo… Una vez dejé de pertenecer a la Coral –mi voz ya no era tan blanca como al principio…- empecé a indagar por mí mismo y comencé a musicar poemas de Rafael Alberti, Campoamor, Bernárdez, que interpretaba en mi primer dúo, Tajinaste, junto a Javier Galván.

Como veterano de la música de autor en Canarias ¿Cree que ésta está viviendo sus mejores tiempos o siempre lo pasado fue mejor?

A.C.: Lo pasado fue… distinto… Ni mejor ni peor. No se podría valorar de manera independiente algo tan sui generis como la llamada canción de autor sin imbricarla en un tiempo –convulso entonces- y un país –la España de la pre-transición- que propiciaron una brecha estética y conceptual que rompió definitivamente los cánones impuestos desde una caverna inquisitorial establecida por la dictadura y que basaba la canción española en el españolismo rancio y casposo de claveles, castañuelas y tablaos. La eclosión de cantantes, autores, intérpretes con actitudes combativas fue muy bien acogida por la parte más joven e inconformista de una sociedad ávida de libertad. Los cantautores y cantautoras de entonces se jugaban literalmente su integridad física subiendo a los escenarios para cantar sus verdades. Hoy no son pocos los que sobreviven después de 30 años, pero son sólo un pequeño porcentaje de toda aquella marea de música, poesía y ansias de apertura que estalló incruentamente por calles, plazas, universidades y teatros de todo el país.

A día de hoy existe un heterogéneo elenco de compositores e intérpretes que siguen esa misma senda. Jóvenes –y no tan jóvenes- que hacen canciones y que enfocan su trabajo artístico de diferentes maneras: desde el rap callejero y urbano al folk más tradicional y apegado a las costumbres. Todos son válidos. Después –como en todo- para gustos hay colores…

¿En qué discos ha colaborado?

A.C.: Mi trayectoria discográfica no ha sido muy prolija que digamos; tampoco ha sido un camino en el que haya tenido mucho interés en prodigarme. No obstante, sí reseñar que, con 12 años y formando parte de la Coral VB, grabé un LP que contó con la dirección musical del polifacético Álvaro Nieto, integrante y líder de los míticos ‘Aguaviva’. Más tarde, en 1985, participé con tres canciones en el doble LP ‘Nueva Canción Canaria’, junto a Pedro Guerra, Andrés Molina, Rogelio Botanz, Marisa Delgado y José Luis Calcines. Ya en 1995 grabé, edité y produje mi primera –y única- incursión personal en la producción discográfica: un CD denominado ‘Con la luna vieja’, junto a Inés Gutiérrez y en el que contamos con las colaboraciones de Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Ákeka Gutiérrez, PepePaco y Suso Junco, entre otros. Alguna grabación más para bandas sonoras de teatro y varias maquetas promocionales completan esta breve reseña fonográfica.

¿Cómo valora el hecho de que se abra un lugar como el Espacio Multifuncional del Teatro Guimerá a otras músicas? Sabemos que ya actuó ahí en el mes de septiembre ¿Cómo se sintió?

A.C.: Contar con espacios para la divulgación y promoción cultural es siempre una buena noticia, máxime cuando la iniciativa parte de la acción pública. Que, además, programe de manera estable en el ámbito de la música y la canción, es de agradecer. En efecto, el pasado mes tuve la oportunidad de participar en el homenaje a la ‘canción protesta’ que, ideado por el músico, productor y periodista Rubén Díaz –a la sazón, ex integrante también de la Coral VB-, lo que me dio la ocasión de coincidir con parte de aquella troupe de guerreros y guerreras de los escenarios de aquellos años: Juvenal, Suso Junco, Ákeka Gutiérrez, Luisa Machado, Dori Acosta… Fue un lujazo; una velada muy intensa de emociones, recuerdos, nostalgias… Lo pasé muy bien, la verdad.

En el ciclo Palabra de Autor hemos disfrutado de un gran número de cantautores canarios ¿Siente que esta savia nueva tiene la potencia necesaria como para asombrar en los clubes y locales más importantes del Estado?

A.C.: El trabajo que hoy por hoy desarrollan los cantautores canarios está fuera de toda duda en cuanto a su calidad. Jóvenes o no, la canción hecha en o desde Canarias tiene, además, un valor añadido sobre la que se hace en otros territorios del Estado. Sin desmerecer a nadie, creo que el hecho geográfico –tan manido, pero tan real- de la ‘tricontinentalidad’ del archipiélago añade un plus a la creación artística: literaria, plástica, musical o teatral. Estamos inmersos en una suerte de pirámide focal ‘geoestratégica’ que refracta, descompone y refleja las influencias culturales –y, por tanto, musicales- de África, Europa y América. Este hecho viene avalado por la gran simbiosis que podemos detectar en la música de Canarias –desde la prehispánica hasta la actual- con las músicas y culturas de estos tres continentes. Sin obviar, por supuesto, la investigación que en otros entornos se ha realizado sobre las músicas orientales. A todo esto, la canción de autor no es ajena a estas influencias. Aunque, también es de justicia decir que los creadores canarios han sabido salirse de los caminos fáciles del «más de lo mismo» y han investigado nuevas formas mixtas. Ahí está el caso paradigmático de Taburiente y su «sonido atlántico»…

Cítennos a sus compañeros en la noche musical del próximo jueves 10 de octubre.

A.C.: En este recital vuelvo a contar con la voz inconfundible de Inés Gutiérrez, solista además en varios de los temas. También participarán, como en anteriores ocasiones, Manolo Rodríguez en las guitarras y Carlos Costa al contrabajo. La percusión correrá a cargo de la joven percusionista Sissi del Castillo, con quien tendré el gusto de compartir escenario por primera vez.

Es de justicia, en este punto, recordar la figura y la persona de nuestro admirado y querido José Pedro Pérez, recientemente fallecido, y con quien empecé la preparación de este recital. A él estará dedicado este concierto, del que fue partícipe en sus dos presentaciones previas. Siempre estará con nosotros.

¿Por qué eligió esa banda? ¿Cómo los conoció?

A.C.: Con Inés llevo cantando la friolera de 26 años; desde que nos conocimos. Convivimos juntos desde entonces, tenemos dos hijos en común y compartimos ese amor por las canciones y la poesía.

A Manolo y a Carlos los conocí cuando formaban parte del trío de jazz Makrakantha, allá por 1990, aproximadamente. Algunos años más tarde fueron ellos quienes llevaron el peso de los arreglos y grabación de «Con la luna vieja». Aposté por ellos y fue uno de los aciertos de los que me siento más orgulloso. Siempre han estado en mis proyectos y es algo que nunca les agradeceré lo suficiente. Y sigo aprendiendo de ellos y con ellos. Junto a José Pedro, respondieron siempre con un sí a lo que, entre nosotros, denominábamos «los embarques de Cañete»…

A Sissi la conocí acompañando al dúo «Kalima & Solfatara» de Rubén Díaz y Nacho Álvarez, y me pareció fantástica. ¡¡Quien mejor que ella, alumna que fue de José Pedro, para continuar la labor de nuestro amigo!! Así se lo propuse y aceptó inmediatamente, lo que le agradezco sinceramente.

Ha llegado a nuestros oídos que está tramando alguna sorpresa ¿Nos puede avanzar alguna? Gracias.

A.C.: Para esta presentación quise tener la oportunidad de ofrecer al público asistente un plus; es mi manera de agradecer su apoyo y, en parte, «compensar» su disposición a acudir a este tipo de acto y al desembolso del importe de una entrada que, por mínima que sea, no es fácil en los tiempos que por desgracia vivimos actualmente. Así que me puse manos a la obra y he logrado «embarcar» –una vez más…- a algunos amigos para que me acompañen en algunas canciones. Sus nombres los conservo aún como sorpresa, reservada para quienes acudan al acto; pero de lo que sí estoy seguro es que constituirán un valor añadido a este recital que espero y deseo sea especial, tanto para quienes estemos en el escenario como para quienes se encuentren entre el público.

Por otra parte, he preparado una proyección de imágenes de dibujos que mi padre realizó para un poemario, aún inédito, de quien fue compañero de cárcel tras la Guerra Civil y uno de los escritores de relatos más reconocidos de este país: Meliano Peraile.

¿Se acuerda de algún momento especial en un escenario? Alguna anécdota que quiera contarnos…

A.C.: Cada vez que pretendo trasladar a la gente mis canciones siento un vértigo especial; una mezcla de responsabilidad, miedo escénico y emoción contenida que es muy difícil de explicar. Supongo que igual que lo que siente cualquier otro creador cuando llega el momento de dar a conocer su obra.

¿Momentos especiales…? No sé…; quizá destacaría cuando estrenamos en vivo el himno «Por todos los rincones», compuesto en su letra por Rubén Díaz y Fernando Senante y con música del propio Rubén, Inés Gutiérrez, Dori Acosta y yo mismo, en el escenario del Parque San Francisco del Puerto de la Cruz en diciembre de 1991, como colofón a la campaña para Salvar el Rincón de La Orotava. Ver a más de una treintena de músicos y cantantes sobre un escenario interpretando cantando una canción tuya y al público entonando también sus versos fue apabullante…

También sentí un enorme orgullo y una gran emoción al escuchar la grabación de Inés con Silvio en «Mi casa», letra original de PepePaco y con música mía, para nuestro disco «Con la luna vieja».

El más reciente motivo de alegría fue que me concedieran este mismo año el premio nacional de composición musical de Comisiones Obreras por mi canción «¡A la Huelga General, yo voy!»

¿Anécdotas…? Miles…, seguro…; pero ahora mismo recuerdo una de hace muchos años -1976 o 1977- cuando, cantando con Javier Galván como «Tajinaste» en la plaza de Guía de Isora, en un macrofestival organizado por la plataforma «Solidaridad Canaria», las campanas de la iglesia comenzaron a repiquetear, resonando tanto que tuvimos que parar en medio de la canción, esperar a que el cura dejase de tocar, y retomar nuestra actuación. Los aplausos que aquellos dos lampiños adolescentes recibimos del público fue verdaderamente emocionante.

También recuerdo la final del Certamen de Canción de Autor del Gobierno de Canarias de 1987, en San Sebastián de La Gomera: me había presentado, había sido seleccionado y acudí con Rubén Díaz al bajo y Quique Getino en la percusión. Cuando el Jurado dio su veredicto, las dos primeras filas del Auditorio se pusieron en pie, silbado y gritando ¡¡Tongo, tongo!! Después fueron abandonando el local, y al pasar a nuestro lado nos daban ánimos y nos decían: ¡ustedes ganaron! Nos reímos mucho…Es algo que les agradeceré toda la vida a los gomeros…

En pleno 2013, ¿Se ve yendo a un estudio de grabación para dejar plasmadas sus ideas en un disco? ¿Es eso cosa del pasado?

A.C.: Rotundamente, no. Y no es que esté en contra de registrar fonográficamente mis canciones; antes al contrario, creo que es como cuando un escritor escribe una novela y hasta que no está convenientemente editada no está verdaderamente realizado como creador… Pero hay varios factores que, al menos en mí, influyen. Por una parte, dudo –y no es falsa modestia- que mis canciones tengan entidad suficiente como para abordar, desde la seriedad profesional y desde la expectativa artística, la grabación discográfica. Por otro lado, se trata de una inversión muy costosa y que, a priori, no tendría visos de ser recuperada. Y por último: ya tuve esa experiencia, costeada por mí y por Inés y que nos dio muchas satisfacciones; con lo que nuestro «cupo» ya está cubierto.

Conozco amigos que, por el simple gusto de tocar y grabar juntos, se implican en proyectos discográficos cada cierto tiempo. Son gente con muchísima calidad compositiva e instrumental y vocal, y los admiro por su arrojo y valentía y por el resultado final de su trabajo. Pero eso no va conmigo; al menos ahora. Prefiero seguir, hasta que el cuerpo –o la gente…- aguanten, llevando mis canciones a donde éstas sean requeridas y sean útiles. Me doy por satisfecho con eso.

Usted se ha significado en varias reuniones de músicos en relación de la situación de los mismos en los bares y locales de nuestra geografía ¿Cree que la lucha ha valido la pena? ¿Ha servido para algo?

A.C.: Me he significado desde la humildad de reconocer que, aunque no soy ni he sido asiduo a los circuitos de bares, pubs o salas, comparto la preocupación de compañeros de gremio respecto a las vicisitudes que, de un tiempo a esta parte, están padeciendo. La flexibilidad en la aplicación de la norma ha sido una tónica en los últimos 20 años; pero la actitud de exceso de celo de la autoridad laboral ha puesto en la picota, sobre todo, a quienes desarrollan una labor musical como economía de subsistencia para sí mismos o sus familias. No es de recibo acogotar a quienes menos tienen, a quienes hacen cultura, a quienes sobreviven día a día gracias a lo poco que les pagan en bares o pequeños locales. Es cierto que si se hace un trabajo remunerado la ley obliga a cumplir con las obligaciones fiscales y de seguridad social; pero no es menos cierto que si se cobra menos que el SMI se hace inviable hacer frente a las cotizaciones. Es un difícil equilibrio, en el que se trata de elegir entre «ser legal» o comer. Y ahí, ni las autoridades, ni los empresarios de ocio han dado respuesta satisfactoria. Cualquier lucha, per se, vale la pena. Son los músicos quienes están dando los pasos para una regularización justa, ordenada y equitativa. Y en eso estamos…

¿Qué canción va a sonar seguro este jueves en el ‘Palabra de autor’?

A.C.: Tengo previsto un programa que rondará la hora y media de recital y en que tendrán cabida canciones antiguas y nuevas, arreglos nuevos y revisiones de otros anteriores, dúos y tríos… Aunque sí puedo adelantar que cantaré una canción reciente que, en clave sarcástica, trata la problemática actual de los cantantes e intérpretes en bares y locales que comentamos antes. La compuse para la concentración de músicos que se celebró en junio pasado en la Plaza de España y la estrenaré el próximo día 10.

La solidaridad es un elemento que siempre ha estado tiernamente ligada a la música de autor y a los cantautores, de hecho creemos que lo que se consiga este jueves se va a dirigir a causas solidarias en lugares deprimidos del mundo ¿A dónde van los caudales del jueves?

A.C.: Todos los que nos subiremos al escenario del EGM lo haremos sin cobrar un duro. Lo que se recaude en taquilla por la venta de entradas será entregado, durante el acto y a partes iguales, a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Tenerife y a la delegación tinerfeña de la Asociación Canaria de Amistad y Solidaridad con el Pueblo Saharaui. Con esta decisión queremos dejar patente nuestro apoyo a las causas defendidas por estos colectivos y contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a las campañas que ambos tienen en marcha. Mucho o poco, dependerá de nuestra capacidad de convocatoria y de la cantidad de público que seamos capaces de movilizar.

Pongámonos en una situación hipotética en la cual hable con un joven al que no se le ha ocurrido nunca acercarse a un concierto de música de autor ¿Qué le contaría? ¿Cómo lo convencería?

A.C.: Creo que sería más fácil –y más provechoso- acercarse antes al joven. Ya lo hicimos Inés y yo durante un tiempo, yendo a cantar a institutos, invitados por el claustro de profesores o por las respectivas asociaciones de padres y madres. Fue una experiencia fantástica. Estudiantes de Secundaria o Bachillerato que nos miraban con la misma sorpresa con que hubieran observado un OVNI aterrizando en el patio del centro… (muchas risas). Nos preguntaban por los poemas, por quienes eran sus autores, por cómo había aprendido yo a tocar la guitarra, si teníamos discos grabados… De verdad, creo que esa es la mejor forma: no esperar a que parta de ellos el ir a un concierto, sino llevarles el concierto –al menos, el primero- a su entorno. Si les gusta, repetirán motu proprio. Ya sabes: lo de Mahoma y la montaña…

En esa misma situación ¿Qué disco le recomendaría al joven? Uno o dos pero nunca más de tres, por favor.

A.C.: Es difícil elegir, sobre todo tratándose de personas jóvenes, con otros criterios estéticos diferentes a quienes tenemos ya más de medio siglo de vida. No obstante, y por cumplir con la pregunta y sus condiciones, me atreveré a mencionar tres de tres autores muy distintos –que no distantes- entre sí y que, además, no se corresponderían con los primeros discos que escuché de ellos, sino con otros trabajos posteriores, pero que pueden incitar al neófito a investigar en los antecedentes de cada uno de sus intérpretes.

En primer lugar, ‘Causas y Azares’ de Silvio Rodríguez; también ‘Viaje a Ítaca’ de Lluís Llach; y por último ‘Best (Live)’, de James Taylor. Sin olvidarme del emblemático ‘Vallecas’ de Luis Pastor… (ya me pasé…).

¿Cree que la música de autor canaria se merece un circuito de locales que apuesten por la música en vivo como cuando lo organizaba el Colectivo Canario de Autores y Cantautores (CCAC)?

A.C.: Cualquier manifestación cultural merece una manera digna de trasladarse al público y de darse a conocer en las mejores condiciones, y la música y la canción de autor no son excepciones. El que locales –sean del tipo que sean- se brinden a programar de manera estable a intérpretes, cantantes, etc., es una decisión de gestión empresarial, pero también lo es de implicación política. La adecuación de los locales a las necesidades y obligaciones urbanísticas o las disposiciones contra el ruido (denominar ‘ruido’ a la música es ya, de por sí, reflejo de cómo está la cosa…) no es barata. El cumplimiento de las obligaciones fiscales y de seguridad social no es que digamos acicates al sostenimiento de una programación estable. Y los autores, cerrados los grifos de financiación de proyectos, suelen dilapidar su renta de seguidores repitiendo recitales sin poder aportar propuestas nuevas. Es una pescadilla que se muerde la cola…

¿La solución? No es fácil, pero pasaría por una mayor implicación en la cultura de empresarios y gestores públicos. Y no son buenos tiempos para ninguna de las dos cosas… Del CCAC no puedo hablar, ya que, aun sabiendo de sus actividades, la brecha generacional entre la mayoría de ellos y yo y una cierta inactividad por mi parte mientras ellos desarrollaron sus acciones hicieron que no coincidiésemos como habría sido mi intención. Pero les reconozco el valor y la importancia que tuvieron para sacar adelante nombre tan importantes hoy como Jesús Garriga, Luis Almeida o Claudio Briones, entre otros.

Asómbrenos con un verso, suyo o de otra persona…

A.C.: ¿Asombrar…? (risas) Hoy ya la capacidad de asombro de la gente está sobrepasada por los acontecimientos que leemos cada día en la presa, vemos en la televisión o escuchamos en la radio… Pero aún, los versos pueden, si no asombrar, sí conmover. Me viene uno a la mente, de Silvio Rodríguez: ‘Soy feliz, soy un hombre feliz y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad’.

¿Es fan de algún artista que todavía no haya podido ver en directo? ¿Cuál sería?

A.C.: ¡De muchos…! No quisiera morirme sin ver un concierto de Eric Clapton o de Mark Knopfler , por ejemplo… Y siempre llevaré la desilusión de no haber podido escuchar en vivo a Lluís Llach.

A bocajarro, brevemente ¿Silvio Rodríguez o Bob Dylan?

A.C.: Silvio. Simplemente porque me es más cercano, más comprensible… Y porque, si se le pone en la misma frontera de genialidad que Dylan, viniendo de un país bloqueado y ninguneado durante 50 años, le doy más valor. Sólo por eso. Y porque es amigo…

Muchísimas gracias por su tiempo, le vamos a pedir como último momento de la misma que mande un saludo a nuestros lectores de Canción a quemarropa y creativacanaria.com y un último ánimo para que no se pierdan su concierto el próximo día 10 de octubre, a partir de las 21.00 horas.

A.C.: Me ha encantado poder responder a este cuestionario y pido disculpas si he sido demasiado extenso en mis respuestas…; es deformación profesional… (risas).

El recital del día 10 creo que contentará a quienes quieren escuchar grandes poemas, a quienes desean conocer parte de mi obra creativa, a quienes tienen interés o curiosidad por saber qué he hecho en estos últimos tiempos, a quienes les gusta eso de «los artistas invitados sorpresa», a quienes se sientes partícipes y solidarios con las causas de la PAH y de ACASPS…

En definitiva: compartamos un rato de canciones, riámonos, disfrutemos, emocionémonos y vayámonos a casa con un buen regusto. Como siempre digo: ya que mi música no es muy buena, al menos que sirva para algo de provecho. Eso es lo que yo deseo. Les espero.