Abandonar el territorio para aferrarse a una nueva supervivencia. O bien permanecer dentro de las fronteras conocidas, de las que todo el entorno quiere escapar. Los dos largometrajes que abren el apartado competitivo «Canarias Cinema» presentan los conflictos contemporáneos que debe afrontar la mujer global, germinados lejos del primer mundo, y en su condición de sostén familiar. Mariposas negras ya ha conquistado a la crítica y el público, como una pieza de autor que lleva la firma del tinerfeño David Baute: un retrato animado tan tierno como crudo de la migración climática. Sugar Island es la obra concebida y realizada por la dominicana Johanné Gómez Terrero: una ventana al universo mítico de su isla, desde la perspectiva de una adolescente al límite. Ambos títulos se proyectan este viernes, 25 de abril, en la primera jornada del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.
Mariposas negras (2024, España-Panamá, 83 min.) está programada en la sala seis del Cine Yelmo, Las Arenas. A las 10:00 horas, en un pase para público y jurado, y a las 20:00 horas, en un primer pase para la audiencia general. David Baute estará presente en la sala siete del Yelmo unos días después, el 29 de abril, en un último pase contemplado a las 18:00 horas.
Sugar Island también se estrena este sábado en el Festival, de nuevo en la sala seis del Cine Yelmo Las Arenas. A las 12:15 horas, para público y jurado y a las 18:00 horas, en un nuevo pase. El último está fijado para las 20:00 horas del 1 de mayo, en la sala cuatro.
Mariposas negras
David Baute firmó el aplaudido Éxodo climático (2020) antes de transitar hacia sus mariposas animadas. Aquella pieza fue Espiga Verde en el Festival Internacional de Cine de Valladolid de 2021, y tuvo un destacable recorrido por festivales: un formato documental en la línea de un realizador comprometido e interesado en ahondar en la humanidad tras los procesos migratorios, que se ha terminado por convertir en el germen de su última película.
Porque eso es justo lo que aborda Mariposas negras: la odisea geográfica y personal de tres mujeres sacudidas por las agitaciones climáticas en diferentes puntos del planeta. Kenia, India y la isla de San Martín, en el Caribe, son los orígenes de las tres protagonistas de un relato dramático que pone sobre la mesa, sin ambages, la condición de refugiadas climáticas de sus familias. Una etiqueta desdeñada en sus nuevos destinos en el primer mundo, en el que las miradas de estas tres heroínas contemporáneas acompañan a la percepción que tienen sus hijos del nuevo universo que se les abre ante sí.
Mariposas negras triunfó a lo grande en la última edición de los premios Goya, obteniendo la distinción a la mejor película de animación. También consiguió el Premio Gaudí, además de coleccionar nominaciones en foros tan destacados como Sitges.
El guion de Yaiza Berrocal, la fotografía de María Pulido y la música de Diego Navarro componen un producto final dirigido con sensibilidad y pulso por Baute. La película es una producción de Ikiru Films (con la implicación de Edmon Roch), Tinglado Film (la compañía del director tinerfeño), Anangu Grup y la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, en coproducción con Tunche Films, de Panamá, y con la participación de Mogambo, RTVE, 3CAT y Radio Televisión Canaria.
El respaldo que ha tenido la producción refleja más de una década de preparación del film, tanto a la hora de encontrar historias reales como de perfilarlas en pantalla. El relato se transportó a la animación, en una escena difusa entre documental y ficción, si bien el recurso resultó enormemente efectivo para poder completar las aventuras de las protagonistas y ampliar el registro del público interesado en la obra.
La labor de Pepe Sánchez como director de animación, así como la implicación en este apartado del productor panameño César Celada, resultaron fundamentales a la hora de completar una pieza con un estilo propio, sencillo y directo, capaz de evocar la realidad de partida con un atractivo respaldado por la crítica.
Baute y Roch han trascendido sus propias fronteras limítrofes del cine con su obra. Ambos presentaron Mariposas negras en la sede central de Naciones Unidas, en Nueva York, invitados por ACNUR. El posterior recorrido de la película, que ha incluido el Festival de Annecy o el International Documentary Film Festival de Amsterdam, avalan lo oportuno de esta manera de contar verdades y su capacidad de trasladarlas a las audiencias.
Sugar Island
David Baute y su productora, Tinglado Films, tienen también un papel fundamental en el alumbramiento del segundo largo de Canarias Cinema en esta jornada del 25 de abril. Sugar Island (2024, República Dominicana-España, 90 min.) tiene, en efecto, sello canario, además del propiamente caribeño que le imprime su realizadora, Johanné Gómez Terrero.
La directora debutó con Bajo las carpas (2014), para retratar la realidad en Puerto Príncipe tras el terremoto, y exploró la marginalidad de Santo Domingo en su Caribbean Fantasy (2016), antes de presentar en su isla de azúcar una realidad entre cañas y deseos de huida hacia el Norte, que termina por padecer una adolescente embarazada. La protagonista, Makenya, que encarna Yelidá Díaz, acaba encontrando el trasfondo mágico y místico que sobrevive en la cultura criolla, al tiempo que afronta su particular drama.
Johanné Gómez Terrero es, además de cineasta, docente y activista. Formada en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba, y en la Escuela de Cine y Audiovisual de Cataluña, sus piezas conectan con una realidad muy isleña, también con lazos emocionales con Canarias. En Sugar Island expone la explotación en la industria de la caña de azúcar, el colonialismo económico y las dificultades de la comunidad afrocaribeña. Y lo hace de forma directa y plena de conciencia.
La cineasta María Abenia firma también el guion junto a la propia Gómez Terrero, para sostener una película que llama la atención en pantalla por sus texturas y el poderío de sus colores y ambientación. Algo que habla de la calidad del trabajo en la dirección de fotografía del chileno Alván Prado, que ganó este apartado en el último Festival de Málaga. La música de Jonay Armas termina de conformar las atmósferas húmedas y calurosas del film, envolvente en su desarrollo visual.
Sugar Island es verídica por cuanto su concepción surgió como un documental, que ha derivado en una ficción más que convincente. De hecho, años atrás, el proyecto de la directora dominicana apareció bajo su original formato documental en el MiradasDoc. Su paso al largometraje más convencional le concede ahora una presencia destacada, en salas y en festivales.
Nominada a mejor película en Málaga, su presencia en «Canarias Cinema» constituye un ejemplo de la calidad de las piezas a concurso por el Premio Richard Leacock en 2025. Pero más allá de los foros en donde se proyecta, la isla de azúcar de Gómez Terrero destapa realidades de alcance y cimientos globales.
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