Nacida en Teruel, Maricuela tiene una larga trayectoria como contadora. Se formó en México y allí descubrió que contar cuentos sería su pasión y su profesión. La narradora, que participó hace ya 17 años en el Festival Internacional de Narración Oral ‘Cuenta con Agüimes’, regresa a su 34º edición para protagonizar distintas contadas en solitario el día 23 de enero en el IES Joaquín Artiles y en el CEIP Roque Aguayro, así como el día 24 en la Casa de la Cultura de Las Rosas, a partir de las 18:00 horas. También junto a Cristina Temprano estará en el Teatro Municipal de Agüimes el día 25, a las 20:30 horas, o el día 26, a las 12:00 horas, en el mismo teatro, en la contada colectiva en la que participarán el resto de cuentistas, Romer YPunto, Félix Albo, Cristina Temprano y Elñia Tralará.
Maricuela, que ha participado en los mejores festivales de narración oral, tanto nacionales como internacionales contado para público adulto y público infantil, se congratula de su regreso al festival más veterano de España, el de Agüimes, en el que explica que “ofrecerá algunos cuentos míos, otros de tradición oral, y también usaré algunos cuentos literarios apoyándome en libros que enseño o juego con ellos para cantar o contar. Son cuentos que me gustan, que me dan ganas de contarlos”, dice.
“Empecé a contar en octubre de 1992 en una Casa Hogar del Distrito Federal de México cuando un grupo de niños me pidió que les contara un cuento. Entonces, me percaté de que tenía historias en la cabeza y de que me apasionaba contarlas. Cada palabra viajaba entre ellos y yo haciendo maravillas. La palabra clave es comunicar”, indica Maricuela sobre la dimensión de su oficio que ha perfeccionado con técnicas del clown. Más tarde, en 1999, comenzó sus estudios en la Escuela Internacional de Teatro Jacques Le Coq en Paris. “La pedagogía de Le Coq, sumamente sutil, me abría la mirada de par en par. Observar cómo se movía el mundo para crear. Una mirada poética al máximo que despertó mi sensibilidad hacia el movimiento de las pequeñas cosas, los animales, las personas, el agua, el fuego, la tierra, el viento… Mi cuerpo dibujaba la historia al contar”, explica la narradora.
Adelanta que ha conocido en todo este tiempo a infinidad de contadores que la han conmovido y “embolicado” (me encanta esta palabra aragonesa). Vamos, que ya he decidido: mi vida estará al lado del cuento. Con doce años estaba “encuentada” me escondieron los cuentos y me dieron una novela que nunca leí. No hay nada como prohibir para que te den ganas de entrar en la clandestinidad. Paradojas de la vida…”, agrega Maricuela.
Su nombre artístico proviene de una vecina, que la llamaba así y “que quería que engordara y me invitaba a comer cosas con mucha nata. Si cuela, cuela, debía pensar. La nata no me sienta bien, pero podéis llamarme Maricuela, que hay menos que Marías”, bromea. “No es difícil para mí imaginarme ahora o en el futuro con la boca desatada, la pluma ligera y los oídos al acecho, bailando estrofas y mirando al público, rodeada de un vaivén de imágenes suyas y mías que quizás desabotonen emociones, pasiones, reflexiones, risas o algún ojal vacío (que de todo tiene que haber)”, apunta la cuentista.
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